Congreso de la AFA, ¿ir o no ir?
Seguramente muchos de los que leen habitualmente este blog, podrán emitir su opinión sobre lo que crean más conveniente acerca de este tema que entra en un terreno de apreciación personal, como comprenderán. Lo hablaba el otro día con una profesional de mi mayor estima, tanto como en la humana, la licenciada Liliana Grabín, la mejor psicóloga aplicada al deporte del país y una de las mejores del continente sudamericano.
El tema es que hace ya unos cuantos días, me llegó por boletín oficial de la AFA una invitación a asistir al Congreso que realizará por primera vez la entidad oficial del fútbol argentino en Parque Norte, a fines de este mes, para "solucionar el problema de la violencia en el fútbol". La explicación oficial, que en teoría desde ya que es correcta, es la de buscar variantes para que todos los sectores opinen sobre cómo se puede solucionar este flagelo. Hasta aquí, todo perfecto. Ahora bien, la pregunta es ¿Cómo poder creer que quienes a diario, desde hace casi 30 años, han cobijado y hasta impulsado indirecta o directamente, la violencia del fútbol (que no es la misma exactamente que la violencia "en" el fútbol), ahora quieran, sinceramente, terminar con ella? y allí viene la pregunta que nos hace ya tomar parte en esto. ¿Qué hacer? ¿concurrir o no concurrir a este Congreso? le escuché decir al propio Julio Grondona, presidente de la AFA, que quienes no concurren serán los que no quieren ayudar a la solución del problema (algo así como "no se queje si no se queja", que apareció en alguna publicidad de servicios telefónicos hace un tiempo en la Argentina), que a mi modesto entender (Liliana coincide conmigo) es una forma de colocarnos a todos en la misma bolsa de desechos y que nadie quede ahora fuera del sistema. Ergo: si mañana se produce un nuevo hecho de violencia, ya uno no podría hablar porque ya formó parte de aquel Congreso, y sin embargo todo sigue igual. Pero al no concurrir, también uno está dando pàrvulo a que luego el sistema diga que "cuando convocamos, no viniste".
También conviene aclarar que no sólo no estamos para nada de acuerdo con lo que pasa alrededor de la violencia del fútbol sino que para nada contribuye a su solución (y es más, forma parte del establishment necesario para que continúe) que los que tienen voz en los medios grandes sean supuestos científicos que tienen más verso que conocimiento, y que adaptan, comercialmente, sus discursos a cada una de las oportunidades presentadas. Desde psicólogos que escriben libros impresentables (creo fervientemente en lo que me cuenta Liliana y además, lo percibo en cada nota o entrevista), hasta falsos sociólogos que han estudiado doctorados a distancia en la correspondiente Pitman (con todo el respeto que me merece la Academia), y que se dicen sociólogos cuando no han estudiado precisamente sociología (algo elemental para poder opinar como tales) y que este corrupto sistema universitario actual los cobija por amistades y rosqueos oportunistas. Los mismos que en la UBA negaron nuestro ingreso (y el de todo el grupo al que pertenecía cuando me gradué, allá por 1988), aceptaron a posteriori el de los chantas que son capaces de todo con tal de estar en los medios, tanto en una ciencia como en la otra, y que ahora ya la van de "fundacionales" y "decanos" cuando muchísimo antes que ellos, ya el gran investigador Amilcar Romero (al que plagiaron en libros enteros) había publicado sus propias teorías e investigaciones. Claro que Romero tampoco se queja como debiera, y creo que de esta forma, termina concediendo.
Sumado a todo esto, es decir, una entidad que llama a un congreso para solucionar lo que no quiere solucionar, y pseudocientíficos que opinan en los medios como grandes luminarias e intelectuales, nos enteramos de que en el partido Newells Old Boys-Boca Juniors, jugado hace escasas fechas por el actual Torneo Clausura argentino, al finalizar el mismo, el presidente del club rosarino ingresó al vestuario, amenazó e insultó al árbitro Juan Pablo Pompei, quien además, hizo constar en su informe elevado a la AFA, que esto ocurrió. Es decir que Grondona sabe perfectamente que esto fue así, pero como este hecho no fue en el entretiempo, como en el partido Gimnasia-Boca del Torneo Apertura, cuando el presidente de Gimnasia Muñoz ingresó en el vestuario de Daniel Giménez, y no tomó estado público en el acto, la AFA pudo cajonearlo y que pasara inadvertido, si bien este hecho no tiene nada distinto que el anterior, que generó tanto espacio en los medios y que motivó la licencia pedida por Muñoz, si bien cabe recordar que la AFA no lo expulsó como era de esperar.
Nuevamente, luego de relatar este hecho, de estos últimos días, casi los mismos en los que la AFA dice querer combatir la violencia convocando a todos los sectores a un congreso, me pregunto y les pregunto. ¿Sirve de algo concurrir a ese congreso y decir mi verdad? ¿o no será mejor no formar parte activa de este sistema corrupto que no quiere que cambie nada?
Más bien me inclino por lo segundo.
Aclaración necesaria: cuando hablo de Violencia "del" fútbol. estoy hablando de la violencia que genera el propio sistema del fútbol y no la situación social, que también deriva en violencia en los espectáculos deportivos. es decir, la connivencia con los dirigentes, el dinero para los viajes o los privilegios, la gente que desde la tribuna normal aplaude a los violentos, el periodismo que convive con ellos o no denuncia, y hasta los falsos psicólogos y sociólogos que abundan en loe medios y que ayudan a que luego se diga "los sociólogos no sirven para nada porque viven alejados del problema".
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