Por Sergio Levinsky, desde Murcia, España
Con un poco más de tranquilidad, cuando ya todo pasó y
una nueva derrota se hizo carne en los jugadores y
cuerpo técnico del seleccionado argentino, cabe un
análisis más severo del fútbol y de sus
circunstancias. Porque además de no gustarnos ni
convencernos este equipo argentino tibio,
timorato, sin vuelo ni velocidad ni creatividad, hay
otros hechos relevantes que no pueden ser soslayados y
que hacen a lo estructural. Una pregunta sencilla
desde lo económico, que lo justificó todo o casi todo
aún perdiendo una vez más, es, en el caso de que la
AFA deba resarcir al Atlético Madrid por la grave
lesión de Maxi Rodriguez, ¿cómo quedaría ahora el
balance final para las arcas si hay que hacer
semejante erogación? y hay que recordar que
la lesión de Maxi (como también la sufrida por el
defensor catalán Carles Puyol un día antes, en el
entrenamiento que decidió suspender Luis Aragonés
por el pésimo estado del campo de juego del estadio La
Nueva Condomina) proviene de haber querido jugar un
partido que no podía jugarse, por el estado del
terreno, porque era claro que se levantaban los panes
de césped al punto tal de que el propio equipo de
Murcia, que juega en la Segunda división, no estrenará
su estadio hasta casi un mes después. El entrenador
mexicano del Atlético Madrid, Javier Aguirre,
reconoció que Maxi Rodriguez le dijo que los dos
entrenadores, Alfio Basile y Aragonés, estaban de
acuerdo en que no se podía jugar. ¿Por qué, entonces,
se jugó?, ¿qué compromisos se firmaron allí? hay que
recordar que Jesús Samper, el principal accionista del
Murcia, fue un destacado dirigente de la Federación
Española de Fútbol en los últimos años y ligado a la
empresa de marketing deportivo Santa Mónica, y uno de
los referentes en la llamada "Guerra del
Fútbol" entre el Grupo Prisa y el gobierno de José
María Aznar. ¿Cuál es la ligazón entre Samper y la
AFA, de tan extraordinaria relación con la
Federación Española? es algo que habrá que bucear e
investigar. Pero es claro que este partido era a gran
riesgo físico y es claro también que los jugadores
argentinos, al menos, quisieron cuidar sus piernas
luego de percibir el ejemplo de Maxi. Incluso Carlos
Tévez deberá someterse a una revisación por parte del
cuerpo médico del West Ham porque se fue del
estadio sospechando padecer algún problema meniscal.
Son, en efecto, los costos de jugar "a la que te
criaste", sin orden, sin tiempos de preparación, sin
táctica alguna, sin los jugadores, al menos
enteramente, que Basile quería. ¿De qué sirve,
entonces, jugar así? para recaudar, para la siempre
tan ponderada caja, sin que importe demasiado
el prestigio que aceleradamente va perdiendo este
seleccionado argentino que navega en la apatía, y al
que le faltan jugadores posiblemente titulares,
sí, pero también comienza a notarse la falta de
jerarquía en algunos puestos. Todo sea por el bendito
dinero, aunque el propio Basile advierta desde ahora
que el próximo partido será "más de lo mismo", y ya
sabemos, ahora, qué es "lo mismo": perder, siempre
perder, cuando nos decían que lo importante era ganar.
¿O no?. Parece que ahora, lo importante, es recaudar.
Son otros tiempos.
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