El torneo Apertura
Estudiantes dio otra clase con alto puntaje y se ilusiona con el título
En La Plata, con una buena exhibición, venció a River 3-1, alcanzó los ocho triunfos seguidos y quedó a un punto de Boca en la gran pelea
La ficha del partido
LA PLATA.- Estudiantes es un equipo de lujo. Más allá del final de esta curiosa historia que entrega el Apertura, el equipo platense suma dosis parejas de buen juego, solidez y contudencia. Es un equipo que tiene clase para luchar por el título. Anoche, bajó a River, le ganó por 3-1, alcanzó los ocho triunfos seguidos y quedó a un punto de Boca, el líder, que tiene un partido menos. El equipo platense sabe cómo jugar los grandes desafíos. Y media ciudad vivió una auténtica fiesta.
Fue propiedad exclusiva de Estudiantes la primera parte del espectáculo. Decidido, convencido, dispuesto a jugar en los metros finales con entusiasmo, solícito ante cada avance adversario, la síntesis de Estudiantes fue la ambición y el orden. Primero, atacó convencido de sus avances; luego, cerró todos los circuitos ofensivos rivales. En ese contexto, River lució perdido, desorientado; apenas algunas hábiles ráfagas de Gallardo se entrometieron en el desorden generalizado. Que comenzó con la floja última línea -Nasuti y Lussenhoff, sobre todo- y en el esquema modificado, con Ferrari como volante por la izquierda. Aunque más tarde se corrió hacia su sector habitual.
Primero, un tiro libre de Benítez encontró un cabezazo desviado de Galván, cayéndose al césped; después, una antigua fórmula de Quilmes encontró el festejo platense: tiro libre de Benítez, cabezazo sutil de Alayes, frente a la dubitativa defensa millonaria. Reemplazante de Sebastián Verón, Benítez fue una garantía por el sector izquierdo; en la otra frontera, José Sosa impuso su clase habitual.
Sin embargo, la riqueza individual de River invitó a la esperanza. Un tiro de Gallardo, que contuvo Andújar; un disparo de Farías, que también vulneró el arquero y una palomita de Gallardo, que pasó cerca, mostraron que River prometía más.
Siempre Estudiantes se mostró mejor. Con tres toques, llegó al área adversaria en más de una ocasión. Calderón-Galván-Lugüercio crearon una acción de alto vuelo que casi se cierra con otro festejo. El desarrollo ganó en intensidad y emoción: Estudiantes no se frenó y River atacó con todo: Falcao García y Ortega saltaron a la cancha. Pero Passarella se equivocó otra vez: sacó a Gallardo, que había jugado bien. Golpe a golpe, Estudiantes pegó mejor: otra vez de cabeza, Benítez definió luego de un centro exacto de Alvarez. Pero River no se quedó: otro cabezazo, esta vez de Nasuti, puso el 2 a 1 y creó suspenso y . Hasta el tercer grito platense, por un rechazo errático de Lussenhoff, luego de un tiro libre de Sosa. Así llegó el final: puro ritmo; aún, con un tiro en el palo de Belluschi. River, ahí sí, bajó los brazos. Estudiantes, en cambio, los eleva cada día más alto.
Por Martín Castilla
De la Redacción de LA NACION
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