UN TORNEO ABIERTO
Por Guillermo Tagliaferri
Mientras ninguno de los veinte equipos participantes en el Torneo Apertura argentino se anima a vestirse de candidato firme y mostrar un juego positivo con regularidad, se repiten las quejas por el bajo nivel de juego. Sin embargo, este torneo viene marcando una alta dosis de emoción e incertidumbre. A falta de un equipo de gran poderío se mantiene el interés por conocer quien será el campeón. Imposible decirlo con medio campeonato ya desarrollado. Porque "cualquiera le gana a cualquiera". Los siempre poderosos Boca Juniors y River Plate vienen repitiendo altibajos: saltan de partidos deslucidos a otros donde los salvan sus individualidades. Jugar dos torneos simultáneamente y los graves problemas internos de sus barras bravas también repercuten negativamente en su juego. Independiente tuvo un comienzo espectacular, con cuatro victorias seguidas, pero descarriló con una serie de tres partidos sin triunfos. Volvió a encarrilarse con otras tres victorias al hilo y 9 goles a favor, pero fue superado claramente por Banfield. De todos modos, los Rojos de Avellaneda son, hasta el momento, los mejores. Mucho tiene que ver su poderío ofensivo, con Germán Denis atravesando un momento maravilloso y mostró su contundencia ofensiva. Un enorme goleador. Y tiene dos compañeros ideales: Daniel "Rolfi" Montenegro, ideólogo y armador de juego, e Ismael Sosa, su veloz y desequilibrante socio de ataque. San Lorenzo, el último campeón, extraña demasiado a Ezequiel Lavezzi y Cristian Ledesma. Estudiantes sufre una larga lista de lesiones, entre ellas la de su estandarte la "Brujita" Verón. Vélez choca con el discurso poco claro de La Volpe. Racing, más alla de algunas alegrías parciales, reitera viejos problemas que poco tienen que ver con lo estrictamente futbolístico. Newell's Old Boys y Rosario Central están luchando por evitar la Promoción o el Descenso. La grata revelación es Tigre, que retornó a Primera tras veintisiete años en el ascenso, consiguiendo resultados y actuaciones meritorias. Pero definir un candidato absoluto a campeonar resulta, hoy, una misión casi imposible.
